El inconsciente biológico nos conecta con nuestros síntomas, con
nuestras enfermedades, también nos conecta con las circunstancias que vivimos,
con las relaciones que tenemos: la pareja, nuestro jefe, nuestros amigos, las
personas con quienes interactuamos.
El inconsciente biológico nos conecta bajo el filtro de nuestras
creencias. Nuestras creencias mas profundas se convierten en el patrón que va a
dar forma a nuestras experiencias.
Para el inconsciente, que no vive la dualidad, tal como la entendemos
nosotros, la realidad es muy diferente. Para él lo real es igual a lo virtual,
no puede diferenciar entre lo que ocurre y lo que el cree que ocurre. El
reacciona como si todo lo que pensamos, sentimos y vivimos fuera realidad. Hay
una línea delgada entre imaginación y la realidad.
El inconsciente vive en la atemporalidad. No hay tiempo, todo es aquí
y ahora. Nuestro intelecto lo divide en pasado presente y futuro. Lo que viví,
lo que vivo y lo que creo viviré, se manifiestan siempre en ahora.
El inconsciente lo graba todo, lo guarda todo, porque nos puede ser
necesario en cualquier momento. Si hemos tenido una experiencia traumática, el
guarda todo lo que sentimos, la emoción y el resentir. Por ello, cuando vamos
en busca de sanación, solamente tenemos que acceder a ese momento para poder
cambiar la emoción.
El inconsciente es inocente, él no tiene capacidad de juzgar, el que
lo veamos como malo o como bueno, depende de nuestras creencias y no
precisamente de él.
El inconsciente te muestra tus creencias en el espejo de la vida.
Nuestras verdaderas creencias se reflejan en nuestras creencias mas íntimas.
Para el inconsciente no hay nada externo. Para él todo es uno. Lo que
vivimos y sentimos siempre está en nosotros. Si sufrimos es porque vemos
sufrimiento, para el inconsciente el que sufre eres tú y la causa del
sufrimiento está en ti. Entonces da una solución biológica a la que llamamos
enfermedad.
Si nosotros hacemos nuestro el problema del otro, para el inconsciente
el problema lo tenemos nosotros y no el otro. Nunca nadie ha solucionado el
problema de otra persona sufriendo, lo único que va a conseguir es ponerse
enferma y agravar el problema.
La biodescodificación utiliza varias técnicas, debe quedar claro que
nuestro trabajo es la toma de conciencia. Cuando el paciente toma conciencia de
la influencia que ejercen los ancestros, y que el inconsciente familiar guarda
memoria de todos los hechos importantes, entonces está en posición de
desarrollar un nivel de consciencia mas elevado.
Un segundo aspecto a tratar y muy importante, es el Proyecto Sentido,
etapa que va de unos meses antes de la concepción, hasta los 3 años de edad.
Otro paso importante es el estudio de la vida contemporánea del
paciente, donde se busca el conflicto desencadenante y todos los conflictos
programantes. Estos últimos son aquellos con los que la persona recibe el
bio-shock emocional, pero no produce síntomas físicos. Quedan en el
inconsciente como una alarma, y cuando ésta se produce, entonces se desencadena
la enfermedad.
Luego de realizar este trabajo, que puede durar una, dos o tres
sesiones, se hace una terapia de cambio de valores y creencias, para ponerlas
en acción. La persona debe ser testimonio de ella misma frente al mundo. La
persona entra en coherencia emocional, y entonces, solo entonces, podemos
empezar a hablar de curación integral, de plena conciencia.
La persona vive su vida, aparentemente es la misma, pero todos los
acontecimientos han cambiado, todo es diferente. Está en coherencia emocional.
Al hacer el cambio emocional con respecto a los acontecimientos de su vida,
actúa sobre su cuerpo y accede a la curación.
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