martes, 6 de mayo de 2014

LA PÉRDIDA Y EL DUELO


Un duelo se produce no sólo por la muerte de un ser querido. A lo largo de nuestra vida, las pérdidas constituyen un fenómeno mucho más amplio, y para bien o para mal, universal. Perdernos no sólo a través de la muerte sino también siendo abandonados, cambiando, siguiendo adelante. Incluyen nuestras pérdidas renuncias conscientes o inconscientes de nuestros sueños románticos, la cancelación de nuestras esperanzas irrealizables, la pérdida de nuestras ilusiones, de nuestra juventud (que nos hacía creer que éramos anejos a las arrugas, invulnerables e inmortales).

Todas estas vivencias implican una pérdida, pero gracias a haber perdido algunas cosas hemos ganado algunas otras. No hay ganancia importante que no implique de alguna forma una renuncia, un costo emocional, una pérdida.
CRECIMIENTO:
Estas pérdidas forman parte de nuestra vida, son constantes universales e insoslayables (no podemos esquivarlas). Y son PÉRDIDAS NECESARIAS porque crecemos a través de ellas.
De hecho, somos quienes somos gracias a todo lo perdido y a como nos hemos conducido frente a esas pérdidas.
Las pérdidas tienden a ser problemáticas y dolorosas, pero sólo a través de ellas nos convertimos en seres humanos plenamente desarrollados. Se evoluciona y se aprende desde las frustraciones. Nadie puede moverse hacia su madurez sin dolor (que es algo distinto del sufrimiento). Son experiencias imprescindibles y parte de nuestro crecimiento. No hay una pérdida que no provoque necesariamente un crecimiento personal. Nadie crece desde otro lugar que no sea haber pasado por un dolor asociado a una pérdida. Nadie crece sin tener conciencia de algo que ya no es.
APEGO:
Una pérdida también se produce cuando decido dar algo mío. En esta vida voy a tener que deshacerme del contenido de mi taza para poder llenarla de nuevo, como decía Krishnamurti, una taza solo sirve cuando está vacía. Me enriquezco cada vez que yo lleno la taza, pero lo hago también cada vez que la vacío y abro la posibilidad a llenarla de nuevo.
Cuanto mayor sea el apego que siento a lo que estoy dejando atrás, mayor será el daño que se produzca a la hora de la separación, a la hora de la pérdida, a la hora de vivir el duelo, mayor será el sufrimiento que padezca.
Mucha gente cree que no aferrarse significa no amar o no comprometerse, es un concepto que no comparto pero entiendo, aunque tiene el mismo sentido que pensar (engañosamente) que si tu pareja no te da celos es que no te quiere.
La manera de no padecer “de más” NO ES no amar, “de menos” sino aprender a NO quedarse pegado a lo que no está cuando el momento de la separación o de la pérdida nos toca. La manera de disfrutar de esto es hacer lo posible para que sea maravilloso, mientras dure.
CREENCIAS FALSAS:
Al principio, en el proceso de duelo por una pérdida, solemos tener una creencia inevitable, aunque siempre engañosa, y es la conciencia de que no lo voy a soportar.
Hemos sido entrenados por los más influyentes de nuestros educadores para creer que somos incapaces de soportar el dolor de una pérdida, que nadie puede superar la muerte de un ser querido, que moriríamos si alguien nos deja, y que no podríamos aguantar ni siquiera un momento el sufrimiento extremo de una pérdida importante. Y nosotros vivimos así, condicionando nuestra vida con estos pensamientos.
Sin embargo, como casi siempre sucede, estas “creencias” aprendidas y transmitidas con nuestra educación son una compañía peligrosa y actúan la mayoría de las veces como grandes enemigos que empujan a costos mucho mayores que los que supuestamente evitan.
Uno de los más condicionantes y FALSOS MITOS culturales aprendidos en nuestra educación es justamente el de que no estamos preparados para el dolor ni para la pérdida, sin embargo, cuando creemos y confiamos de alguna forma en que se puede seguir adelante, nuestras posibilidades de avanzar se multiplican.
No se trata de una enfermedad, NINGUNA de las sensaciones del proceso de duelo por una pérdida es anormal y ninguna de ellas amenaza nuestra integridad. El coraje está en la fortaleza de la madurez, en saber que puedo afrontar todo lo que me pase, inclusive el hecho de pensar que alguna vez yo mismo no voy a estar.
HERIDA y SANACIÓN:
Todo cambio, ya sea interno o externo conlleva SIEMPRE, un proceso de activa adaptación a lo diferente, y a lo que tiene de diferente lo nuevo, aunque sea mejor.
RECOMENDACIONES PARA VIVIR EL DUELO (…y sobrevivir).
LOS 10 SÍ:
1.- PERMISO: Date el permiso de sentirte mal, necesitado, vulnerable. Métete en el duelo con todas sus consecuencias.
2.- CONFIANZA: Confía en tus recursos para salir adelante. Acuérdate de como resolviste anteriores situaciones difíciles en tu vida. Respeta tu propio ritmo de curación. Estas en condiciones de afrontar lo que sigue porque una vez que comienzas el camino del duelo, lo peor ya ha pasado.
3.- NUEVOS OJOS. NUEVAS PUERTAS: ¿Qué de bueno podría venir de esta pérdida?
4.- ACEPTACIÓN: Aunque sea la cosa más difícil que has hecho en toda tu vida, ahora tienes que aceptar esta dura realidad. La muerte siempre llega, demasiado tarde o demasiado temprano, siempre es un mal momento para que la gente se muera. Visitar el cementerio o lugar donde se esparcieron las cenizas puede ayudar.
5.- CONEXIÓN CON LA VIDA: La vida te está esperando con nuevas posibilidades. No hay nada malo en querer disfrutar, querer ser feliz, querer establecer nuevas relaciones. El duelo es establecer que lo muerto queda fuera pero que mi vida continúa.
6.- GRATITUD: Valorar los vínculos (familiares, amigos, pareja, sacerdote, terapeutas) que están presentes en nuestra vida, que siguen con nosotros aún en esta situación de catástrofe. Todo sería quizás mucho más difícil sin ellos, y me refiero a gente que acepta mi confusión, mi dolor, mis dudas y seguramente mis momentos más oscuros.
7.- LAS TRES “D”: Mucho Descanso, algo de Disfrute y una pizca de Diversión: Recuerda que hasta el ser querido que no está querría lo mejor para ti. Los malos momentos vienen por sí solos, pero es voluntaria la construcción de los buenos.
8.- APRENDIZAJE: Es aprender a tomar nuevas decisiones por ti mismo, aprender a desempeñar tareas que antes hacía otro, aprender nuevas formas de relacionarte con la familia y amigos, aprender a vivir con algo menos.
9.- DEFINICIONES: Es importante que, crea lo que crea que haya después de la muerte, tenga una posición tomada y definida acerca de ello.
10.- COMPARTIR LO APRENDIDO: Cuanto lleves una parte del camino del duelo recorrido, háblales a otros sobre tu experiencia. Enséñales a no minimizar la pérdida, ni a menospreciar el camino. Contar a otros lo que aprendiste de tu experiencia es la mejor ayuda para sanar a otros haciéndoles más fácil su propio recorrido, e increíblemente facilita tu propio rumbo.
LOS 10 NO:
1.- ESCONDERSE: Si hay algo que opera siempre aliviando el trayecto es justamente encontrar la forma y darse el permiso de sentir y expresar dolor, la tristeza, la rabia, el miedo por lo perdido. Te mereces el derecho de llorar cuanto sientas. Llorar es tan exclusivamente humano como reír. El llanto actúa como una válvula liberadora de la enorme tensión que produce la pérdida. Cuando las penas se comparten su pesose divide. Cuando el alma te duele desde adentro, no hay mejor estrategia que llorar.
2.- DESCUIDO: Presta atención a tu propio cuerpo. Imponte, tras unas semanas de duelo, un horario de comidas, sueño,… y síguelo. Aliméntate bien y no abuses del tabaco, alcohol ni medicamentos, y éstos últimos siempre a criterio médico y nunca por los consejos familiares, amigos y vecinos “bienintencionados”.
3.- NO TE APURES: Recorrer el camino requiere tiempo y dicen que el tiempo lo cura todo, pero cuidado, que el tiempo solo quizás no sea suficiente. Lo que realmente ayuda es lo que uno hace con el tiempo. No te crees expectativas mágicas. Estate preparado para las recaídas. Pensarás que un suceso inesperado, una visita, el aniversario, la Navidad te vuelve al principio, pero NO es así.
4.- OLVIDAR LA FE: No pidas que las cosas se resuelvan de la manera que quieres que se resuelvan, sino que pide a Dios en su lugar que nos ayude a aceptar los cambios y nos ayude a ver las opciones.
5.- AUTOEXIGENCIA: No te maltrates, respeta tus tiempo y espacios. Jamás te persigas creyendo que ya deberías sentirte mejor. TUS tiempos son TUYOS. Recuerda que el peor enemigo del duelo es no quererse.
6.- EL MIEDO A VOLVERSE LOCO: Necesitas sentir dolor y todas esas emociones que le acompañan: tristeza, rabia, miedo, culpa. … habrá personas que te dirán : “Tienes que ser fuerte”. NO les hagas caso. No tienes que ser nada ni dejar de ser nada. NO tiene que dar explicaciones ni permisos, ni sentirte mal por no ser del todo coherente en algunos instantes. Tu alma ha sido mutilada y hoy se resiente de lo que le falta.
7.- PERDER LA PACIENCIA: Ignora los intentos de algunas personas de decirte cómo tienes que sentirte y por cuanto tiempo; NO TODOS comprenden lo que TÚ estás viviendo. Ten paciencia y no te preocupes de complacerlos. Apártate mas bien un poco gentilmente y busca a quienes puedan permitirte “estar mal” o desahogarte sin miedo cuando lo sientes así. Quizás sea mejor que durante un tiempo prestes más atención a la intención de quienes te rodean que a lo que dicen. A veces los que uno pensaba que serían los mejores compañeros de ruta no pueden compartir tu momento. Soportan tan mal el dolor ajeno que interrumpen tu proceso y retrasan tu paso hasta el final del camino. De todas formas no te cabrees con ellos por esto.
8.- AUTOSUFICIENCIA: No dejes de pedir ayuda. No interrumpas tu conexión con los demás aunque ellos no estén recorriendo este camino. Todos los que te quieren desean ayudarte, aunque la mayoría no sabe cómo hacerlo. Necesitarás que te escuchen, NO que te den su opinión sobre lo que deberías hacer, sentir o decidir.
9.- NO TOMES DECISIONES IMPORTANTES: Vender la casa, dejar el trabajo o mudarte a otro lugar, aparecen como decisiones muy tentadoras en los primeros tramos del recorrido. Calma, estas son decisiones trascendentes que se deben tomar en momentos de suma claridad y no mientras te inunda cierto grado de confusión inevitable. Deja ese tipo de cosas para más adelante. La mayoría de esas cosas podrán esperar.

10.- EL OLVIDO: Recuerda lo que pasó, sin morbosidad pero sin escapismos. El proceso de duelo permite buscar para tu ser querido el lugar que merece entre los tesoros de tu corazón. Recuérdale con ternura y siente que el tiempo que compartisteis con el o ella fue un gran regalo. En cierto modo, nunca volverás a estar como antes de una pérdida significativa, porque ésta inevitablemente te cambia, pero puedes elegir si ese cambio será para mejor.

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