Para los millones de personas en el mundo que padecen trastornos de
ansiedad y pánico (unos 10 millones en España; unos 40 millones de adultos en
EE UU), la vida cotidiana puede ser más complicada de lo que la mayoría de la
gente cree. Cualquier acontecimiento puede generar miedo, pensamientos
negativos, ataques de pánico y síntomas físicos persistentes. Además, la
situación puede complicarse si sientes que nadie entiende lo que te ocurre.
De acuerdo con Todd Farchione, psicólogo clínico del Centro de
Estudios de Ansiedad y Trastornos Relacionados de la Universidad de Boston, en
Estados Unidos, existen ciertos estigmas sociales para las personas con
ansiedad, pero las oportunidades para superarla van en aumento. Aquí
encontrarás ocho cosas que la gente con ansiedad experimenta a diario, desde
comentarios impertinentes hasta miedos intensos, y también lo que todos podemos
hacer para ayudar.
1. LO MOLESTO QUE RESULTA ESE “CÁLMATE”
La última cosa que puede relajar a una persona con ansiedad es que
alguien le diga que se calme. De hecho, puede empeorar la situación. Según
Farchione, algunas investigaciones sugieren que intentar calmar a alguien en
mitad de una crisis de ansiedad puede incrementar la respuesta emocional que
surge en ese momento. Como consecuencia, al intentar no tener miedo, el enfermo
puede mostrar una reacción más intensa hacia lo que le produce pánico.
En vez de animar a alguien con ansiedad a que se relaje, Farchione
propone ofrecerles apoyo y comprensión. “Decirle a alguien que se calme no es
una buena idea, sobre todo porque nadie se imagina por lo que esa persona está
pasando”, explica. “Si pudieran calmarse, lo harían; es una visión demasiado
simplista de las emociones. Lo mejor sería preguntarles algo como ‘¿Qué te hace
sentir así?’ Reflexionar sobre ello y expresar sus sentimientos, en general,
les puede ayudar a superarlo”.
2. LOS ATAQUES DE PÁNICO NUNCA SON OPORTUNOS
Es un día normal. Te estás preparando para salir de casa cuando, de
repente, notas una presión en el pecho. De pronto, te absorbe un miedo atroz. Y
no hay nada que puedas hacer para pararlo.
Algunos ataques de pánico aparecen de la nada, sin previo aviso,
mientras que otros están inducidos por el miedo a enfrentarse a una situación
que produce ansiedad. Independientemente del momento en el que ocurra (o de
cómo te afecte personalmente), nunca es agradable y casi siempre es inoportuno.
“Estos trastornos debilitan mucho a las personas que los padecen”, relata
Farchione, “en parte porque ellos mismos reconocen que lo que experimentan es
irracional, pero han aprendido a reaccionar así ante esa situación, es una
respuesta natural. Y puede ser terrible”.
3. LOS SÍNTOMAS FÍSICOS SE PUEDEN MANIFESTAR DE MANERAS INESPERADAS
La ansiedad no solo nubla la mente: hay síntomas físicos que también
pueden derivar de estos trastornos. Un estudio de 2007 realizado en Nueva
Zelanda en el que participaron personas con el sistema digestivo inflamado
apunta a la existencia de un vínculo entre los trastornos de ansiedad y el
desarrollo del síndrome del intestino irritable. Un alto nivel de estrés,
normalmente asociado a la ansiedad, puede producir síntomas que van desde
erupciones y urticaria hasta mareos y boca seca.
4. EL MIEDO TIENE UN SIGNIFICADO DIFERENTE
Cuando te enfrentas a la ansiedad, tus miedos se amplifican hasta un
punto extremo, y no siempre se desvanecen. Montar en avión o entrar en una sala
llena de desconocidos puede ser insoportable, pero en ese momento no se puede
hacer nada para alejar esos sentimientos.
La psiquiatra infantil Allison Baker explica que todos nos sentimos
incómodos cuando nos enfrentamos a la incertidumbre. Sin embargo, los que
sufren trastornos de ansiedad experimentan miedo a un nivel superior. “Todos
sentimos ansiedad de alguna manera”, contó Baker a HuffPost Healthy Living.
“Cuando hablamos en público, siempre nos gusta prepararnos, practicar y ensayar
previamente. Todo el mundo puede hacerse a la idea de lo que significa tener
ansiedad; es como si experimentásemos esos nervios y mariposas en el estómago
cada día”.
Para tratar de ayudar a alguien con ansiedad a sobrellevar su
problema, mucha gente de su entorno suele evitar los estímulos concretos que
generan esa ansiedad. Sin embargo, Farchione advierte de que esta empatía
también puede reafirmar sus miedos. “Es una situación compleja: por una parte
quieres que te comprendan, pero esto probablemente hará que tu familia y amigos
se adapten a tus pautas, lo cual puede resultar negativo”, afirma. Los seres
queridos se sensibilizan con tus miedos, por ejemplo, asegurándose de que su
casa está libre de gérmenes o evitando las situaciones temidas para no provocar
angustia. “Esto no ayuda, sino que alimenta el miedo”, sostiene Farchione.
“[Este comportamiento] corrobora que el miedo es válido y racional, lo cual
también puede ser problemático”.
5. TENER ANSIEDAD ES ALGO MÁS QUE ESTAR ESTRESADO
Cuando le dices a alguien que tienes ansiedad, su primera reacción
probablemente sea tratar de identificarse contigo, aunque el estrés y la
ansiedad a veces no tengan nada que ver. Las intenciones de esa persona son
buenas, pero mostrar empatía no siempre resulta de ayuda.
Algunos estudios han demostrado que el estrés es una emoción
contagiosa. Una actitud continua de compasión (aunque sea con el objetivo de
dar apoyo) puede acarrear más consecuencias negativas que positivas, según
Keith Humphreys, profesor de psiquiatría en la Universidad de Stanford . “Es
importante no obsesionarse”, explicaba Humphreys a HuffPost Healthy Living.
“Dos personas juntas con ansiedad pueden retroalimentar su angustia. Si alguien
está intentando controlar su propia ansiedad pero le cuesta, quizás es mejor no
inmiscuirse, aunque creas que puede ayudar”.
6. DARLE TANTAS VUELTAS A LAS COSAS ES AGOTADOR, PERO NO PUEDES
EVITARLO
Es un círculo vicioso: tus pensamientos se convierten en preocupaciones,
y tus preocupaciones se convierten en pensamientos. Tanta reflexión puede ser
perjudicial, según un estudio publicado en la revista científica PLOS One. Los
investigadores descubrieron que darle demasiadas vueltas a las cosas negativas
es uno de los principales signos de depresión y ansiedad, y que la respuesta
psicológica ante lo que te sucede es incluso mayor que el acontecimiento en sí
mismo.
Farchione nos sugiere que pidamos ayuda si una persona que sufre
ansiedad se obsesiona demasiado con los aspectos negativos de la vida. “Las
emociones que sufren son reales”, explica, “no es que su cabeza se las
invente”.
7. TUS FOBIAS A VECES SON OBJETO DE BURLA
Farchione reconoce que a mucha gente le divierte accionar la válvula
que desencadena las fobias de una persona, por ejemplo, mostrando una foto de
una araña a alguien con aracnofobia. Aunque lo hagamos sin mala intención, el
experto aconseja que tengamos cuidado antes de gastar una broma. “Ten en cuenta
que lo que causa sus miedos, aunque sea irracional e incomprensible, es
totalmente real para esa persona”, advierte Farchione. “Trátalo con delicadeza
y respeto”.
8. ESE SENTIMIENTO DE INCOMODIDAD QUE TE INVADE AL ABRIR UN BOTE DE
PASTILLAS
La medicación como cura de los trastornos emocionales y mentales puede
estar estigmatizada. Por otra parte, los que toman medicamentos para aliviar su
ansiedad están familiarizados con el sentimiento desagradable que genera el
hecho de tomar pastillas. Como conferenciante y escritor sobre temas de salud
mental, Tom Wooton afirma en su blog Psychology Today que el estigma es otro
signo evidente más del miedo a la incertidumbre. “Podemos temer muchas cosas,
pero el peor miedo es el miedo a lo desconocido”, escribió. “La combinación del
miedo y la ignorancia es tan potente que mucha gente piensa que el miedo es
otra palabra más para el desconocimiento… Cuando entendemos el miedo y cómo
actúa en nosotros, podemos utilizarlo como herramienta en lugar de dejar que
nos destruya”.
Farchione destaca que hay formas para acabar con la ansiedad, ya sea a
través de la medicación, de psicoterapia, o de ambas. Explica que existen
múltiples tipos de tratamiento; solo consiste en descubrir cuál funciona mejor
para cada persona. “Hay muchas maneras de encontrar ayuda y muchas opciones
disponibles”, asegura. “Se puede superar. La gente no tiene por qué sufrir de
esa manera”.
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