Los psicólogos trabajamos siguiendo el clásico método científico de
recogida de información, formulación de hipótesis, contrastación de las
hipótesis, resultados, evaluación y seguimiento. Pero para poder realizar
nuestra labor, al igual que los demás profesionales, necesitamos herramientas y
utensilios que nos ayuden en el diagnóstico y en la intervención.
En la primera toma de contacto con el paciente, nos vamos formando una
idea de cuál es el posible problema/s que éste presenta. En las sucesivas
consultas con el paciente seguiremos recogiendo más información sobre el
paciente, pero también sobre el proceso de evaluación, sobre la intervención
misma y su eficacia, sobre nuestra actuación profesional, etc. Para ello
necesitamos de técnicas y herramientas que nos faciliten la recogida de
información.
test psicológico
HERRAMIENTAS PSICOLÓGICAS
Las herramientas que utilizan los psicólogos podrían dividirse de la
siguiente forma:
TÉCNICAS OBSERVACIONALES: en estas se puede englobar desde la propia
observación en el medio natural del cliente, a la utilización de la cámara de
vídeo para la grabación de conductas o el uso de registros observacionales.
TÉCNICAS OBJETIVAS: los famosos test, cuestionarios, inventarios,
checklist, electroencefalogramas, polisomnografías, analíticas… Cualquier
prueba que nos de datos objetivos necesarios para la evaluación, diagnóstico
y/o seguimiento del paciente.
ENTREVISTAS: éstas permiten la recogida de información de los datos
del paciente y en ocasiones de sus familiares, profesores, compañeros, pareja,
etc. Pueden ser estructuradas, cuando se sigue un guión establecido y no nos
salimos de ahí, semiestructuradas o libres. Pueden ser generales o bien
enfocadas a uno o varios problemas específicos, con el fin de descartarlos o
confirmarlos.
TÉCNICAS DE AUTOINFORME: deberán ser completados por el propio
paciente, para el registro de sus propios comportamientos, cambios
fisiológicos, pensamientos, etc. De gran utilidad en las conductas no
observables de las personas.
TÉCNICAS SUBJETIVAS: permiten la clasificación de las personas en
función de determinados atributos o descripciones verbales, con el fin de
darnos una orientación al clínico.
Técnicas proyectivas: muy utilizadas en el ámbito del psicoanálisis
por ejemplo, son técnicas con distintos grados de desestructuración, con la
finalidad de que las personas construyan y completen, para inferir desde esa
construcción de la persona, características o atributos de la misma.
OTRAS HERRAMIENTAS:
La empatía es un arma que en muchas ocasiones debemos utilizar con
sumo cuidado, ya que en algunas casos nos puede ser beneficiosa y en otras
perjudicial, no solo para nosotros mismos, también para el propio tratamiento
del paciente.
La relación terapéutica establecida con el paciente es otra
herramienta tremendamente útil, y que por sí misma favorece la intervención y
el resultado. Pero debe ser una relación adecuada, y con cada persona y con
cada patología, las características de la relación deben ser necesariamente
diferentes.
La interdisciplinariedad, como en otras profesiones, es completamente
necesaria. El psicólogo está capacitado para trabajar sobre muchos aspectos,
pero solicitar la colaboración de otros profesionales como el médico, el psiquiatra,
el logopeda, el psicopedagogo, el trabajador social… en ocasiones es
conveniente. Y dentro de la propia psicología existen muchas especialidades
distintas, psicólogo del trabajo, psicólogo educativo y psicólogo clínico
(dentro de esta existen muchas subespecialidades).
CADA HERRAMIENTA TIENE SU MOMENTO
Como en todo, cada cosa tiene su porqué, su tiempo de utilización. En
las primeras fases utilizamos herramientas más generales o amplias, que nos
permiten recoger información variada y hacernos una idea de la situación del
paciente. A medida que avanzamos en el proceso terapéutico, las herramientas
que utilizamos son más complejas y más específicas, intentando afinar en la
determinación del problema y en la propia intervención a realizar.
Y por supuesto, existe una infinidad de pruebas psicológicas en el
mercado. Hay que saber elegir la más adecuada para cada problema. En unas
ocasiones necesitaremos medir la inteligencia, en otras la personalidad, en
otras el grado de depresión, etc.
Para acertar con la elección de la herramienta, hay que entender que
tienen un margen de error, por lo que se deben escoger las más específicas y
las que menor margen de error poseen. Para ello debemos atender a sus
características de fiabilidad y validez. La fiabilidad hace referencia a la
exactitud de esa prueba, mientras que la validez, hace referencia al
significado de las puntuaciones que obtenemos con dicha prueba cuando se la
aplicamos al paciente.
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