jueves, 3 de julio de 2014

AMAR SIN CONTROLAR



 
Amor profundo, total, sin límites. Muchos quieren sentirlo, pero pocos tienen la fuerza para hacerlo. La fusión con el otro es tal que uno pierde el control y se duda hasta de la propia identidad. El amor nos vuelve tan vulnerables que basta un pequeño desliz para sentir que estamos en riesgo. Una mezcla de amor y miedo nos hace cometer tonterías, como entregarse hasta la médula (supuestamente) sin esperar nada a cambio. En esa situación, quien lo da todo también espera poder controlarlo todo. Sin darse cuenta, convierte el amor en una deuda, pues detrás de la incondicionalidad hay una exigencia: "si yo hago todo por ti, lo mínimo que puedes hacer es decirme que me amas cada cinco minutos".
Cuando uno quiere controlar al otro es porque no puede (no quiere, no sabe) controlarse a sí mismo. Tarde o temprano, el otro dirá que se siente asfixiado, pedirá aire, espacios para su realización individual, tiempo para sí mismo y para sentirse libre nuevamente... Antes de llegar a ese extremo, uno debe hacerse las siguientes preguntas: ¿soy muy demandante?, ¿necesito que me haga cumplidos tres veces al día?, ¿quiero controlar sus decisiones de tiempo y espacio?, ¿hago berrinche cuando sale con otras personas?, ¿tengo la sensación de que quiere deshacerse de mí aunque no me ha dicho nada?, ¿pienso que el amor es vivir pegados como siameses?, ¿hago todo por mi pareja pero ella/él no me corresponde igual?
Si uno se reconoce en varias de las actitudes anteriores, lo mejor es hacer un alto. Hay que dejar de controlar y asfixiar a la persona a la que supuestamente se ama, porque corremos el riesgo de aniquilarlo (simbólicamente hablando) o de matar el amor con ataduras. Hay personas que se han independizado desde muy jóvenes, para ellas la independencia es casi como un tesoro que no tiene precio. Cuando entran en una relación en la que su pareja quiere disponer de los tiempos y controlar sus decisiones (de amistades por ejemplo), estas personas sienten pánico y pueden huir de la relación.
Todo lo anterior es bastante común, pero no todo está perdido. Hay unas actitudes prácticas para empezar a recuperarse a sí mismo y dejar de asfixiar a la otra persona:
·      Tu pareja no es tu empleado sentimental, deja de exigirle más y más atención. Si hoy tu pareja tiene mucho trabajo y no puede estar contigo todo el día, no te deprimas ni te aturdas con ideas tontas. Llena tus vacíos emocionales a través de otras actividades que te conecten de nuevo contigo mismo, como leer o hacer deporte. Disfruta también de tu libertad.
·      Si te sientes rechazado, rastrea en qué situaciones precisas aparece esa sensación. Quizá a tu pareja le agrada compartir su tiempo con sus amistades, pero eso no significa que haya dejado de querer a ti o que te vaya a cambiar por alguien más. Habla de ello con tu pareja de forma saludable y no entres en una escena de celos. ¡Evitas las crisis de berrinches!
·      No más chantaje, no más berrinche. Quítate la costumbre de imponer tu punto de vista. Acostúmbrate a preguntarle a tu pareja qué quiere hacer, qué piensa, qué le parece mejor. Escúchalo y dale su lugar. No dejes que tus miedos se impongan sobre ti.
·      Ocúpate de ti mismo. Dedica tiempo para realizar una actividad que te encante, en la que no necesites de la aprobación de tu pareja ni de nadie para sentirte feliz. Si necesitas tiempo para esto, háblalo con tu pareja y si es posible, establezcan horarios para que cada uno pueda disfrutar de esos tiempos.
·      No guardes secretos ni digas mentiras chiquitas solo para controlar o hacerle sentir bien al otro. Tarde o temprano tú pareja reaccionará, se dará cuenta de la verdad y terminará agotada y desilusionada. Establece tus propios límites y asume las consecuencias de tus actos. ¡Tú también eres responsable!
·      Deja que el otro viva la vida como desea, que sea quien quiere ser. Ningún amor es más satisfactorio que aquel que vuelve a nosotros porque se siente libre y reconocido. Si la otra persona puede sentirse libre al estar contigo, dará lo mejor de sí y te hará más feliz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario