La ansiedad es uno de los males de
nuestros días. El estrés, las prisas, las exigencias y la búsqueda de la
perfección en todo lo que hacemos, hacen imposible que seamos capaces de
disfrutar del presente y mantenernos tranquilos.
La ansiedad es una respuesta
emocional que nadie quiere sufrir. En términos generales se caracteriza por
sensaciones de nerviosismo, inquietud, incertidumbre, tensión, taquicardia,
falta de oxígeno y miedo intenso. Sin embargo, cuando nos sentimos ansiosos
realizamos acciones que lejos de acabar con el nerviosismo, lo pueden llegar a
aumentar o volverlo crónico, dando lugar a los temidos trastornos de ansiedad
como fobias, ataques de pánico, obsesiones y compulsiones, estrés o agorafobia.
¿CUÁLES SON ESTAS ACCIONES QUE, SIN
QUERER, MANTIENEN NUESTRA ANSIEDAD?
1. PENSAR QUE NOS OCURRE ALGO RARO Y GRAVE: La respuesta de ansiedad es muy
molesta y desagradable, pero se trata de una emoción normal, adaptativa y
universal.
Cuando surge en situaciones que no
suponen un peligro real para nosotros, es común pensar que nos ocurre algo
terrible como un ataque al corazón o que nos estamos volviendo locos. Esto
favorece que acabemos teniendo miedo a la ansiedad, es decir, miedo al miedo.
2. BUSCAR EXPLICACIONES DE MANERA COMPULSIVA: El temor a que nos ocurra algo
perjudicial hace que nos preocupemos y busquemos incesantemente una causa
convincente que justifique tanto malestar. Preocuparse es también una
manifestación de la ansiedad, por tanto, estaremos preocupados porque estamos
preocupados y cuanto más pensemos en el problema en lugar de ocuparnos de él,
más nos costará librarnos de la ansiedad.
3. CONSUMO DE SUSTANCIAS: Los problemas se solucionan afrontándolos directamente. Sin
embargo, en estados de ansiedad pensamos que comiendo, fumando, bebiendo o
automedicándonos, llegará la solución de manera mágica. No nos engañemos, podrá
ayudarnos a relajarnos durante un tiempo, pero nuestros problemas nos estarán
esperando.
4. EVITAR A TODA COSTA LO QUE NOS PRODUCE ANSIEDAD: La ansiedad es tan desagradable que
tendemos a evitar las situaciones, objetos o personas que la disparan. A corto
plazo esto nos provoca alivio, pero a la larga, no sólo no desaparecerá sino
que iremos generalizando nuestros temores. Lo que en un primer momento puede
ser miedo a un perro de 50 kg que nos ha mordido, se acaba generalizando a
todos los perros, ¡también a los que vemos en televisión! Este mecanismo de
aprendizaje se produce gracias a la evitación.
5. INTENTAMOS RELAJARNOS YA: Sabemos que cuando estamos nerviosos es conveniente
relajarse. El problema surge cuando nos exigimos que acuda a nosotros la
relajación de manera inmediata. La prisa y la relajación no son buenas
compañeras, y ante cualquier signo que nos indique que no nos estamos relajando
crecerá nuestra ansiedad y más difícil será que lo consigamos.
Los profesionales que
tratamos con los problemas de ansiedad, sabemos que para superarla es necesario
invertir tiempo y esfuerzo, aprender técnicas de relajación, exponerse a las
situaciones temidas y aprender estrategias adecuadas de afrontamiento, pero es
posible librarse de los problemas de ansiedad siempre que pongamos fin a estos
errores tan comunes.
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