A medida que crecemos,
las circunstancias y rutinas de la vida nos ponen al frente desafíos cada vez
mayores. Uno de estos retos lo constituye la convivencia; más aún cuando
debemos relacionarnos con personas que algunas veces nos amargan la existencia.
Hay quienes opinan que
hoy en día los valores morales están en crisis y que el respeto hacia los demás
y la cortesía brillan por su ausencia. En tal caso, nuestra propuesta es que
cada uno de nosotros aporte su grano de arena para mejorar la situación.
No obstante, sí
existen algunos consejos muy buenos para tratar a esas personas no tan
agradables, y aquí los ponemos a tu disposición.
- DETENTE Y ANALIZA DÓNDE ESTUVO LA GROSERÍA Y CUÁL PODRÍA
SER LA CAUSA. HE AQUÍ UNA CUESTIÓN VITAL. Si eres objetivo, puedes llegar hasta la misma raíz
del asunto. Quizás ahora que sabes el por qué, lo puedes arreglar un poquito.
También puedes sencilla y llanamente ignorar el incidente.
- NO LE SIGAS LA CORRIENTE. Ahora que te han maltratado te sientes mal y quieres
venganza. Sientes la necesidad de actuar y remediarlo a tu manera. Pero,
¡cuidado!; esto no es sabio. ¿Es que deseas unirte también tú al grupo de las
personas groseras? Muchas veces respondemos del mismo modo que criticamos y
rechazamos, así que no caigas en esa trampa. No te dejes provocar. Con tus principios
y modales tú puedes ser mejor que eso.
- NO TE TOMES CADA COSA A TÍTULO PERSONAL. Pudiera darse el caso de que esa
persona que te trató tan groseramente ni siquiera es consciente de sus modales.
Tal vez lo hizo sin tener en cuenta que se trataba específicamente de ti.
Quizás ella o él simplemente van por el mundo así de furiosos y es de única
manera en que saben o pueden relacionarse. Pero hay algo bueno en todo esto, y
es que tú puedes elegir no reaccionar.
- A VECES, SIN PENSARLO, NOS CONVERTIMOS EN GROSEROS TAMBIÉN. Esto nos da la idea de que en algún
momento en nuestras vidas hemos sido groseros, desatentos y hasta maleducados.
Como seres humanos, tenemos días buenos y malos y en ocasiones apuntamos
nuestra rabia o descontento hacia quien esté más cerca. ¿Eres una mala persona
por eso? No, para nada. Entonces, aprende a disculpar y pasa la página. Estarás
soltando el rencor, largando un gran peso que no conviene cargar. Después de
todo, hasta tú te has equivocado también alguna vez, ¿verdad?
Y bien, ¿Qué nos
queda? ¿Cómo se puede “combatir” la grosería, entonces? Nos queda tanto por
hacer… En primer lugar, no sumándonos a esa misma corriente de irrespeto.
Asimismo, podemos
empezar por incorporar a nuestro diccionario personal estas tres palabras
mágicas. Ellas son: "gracias", "disculpa",
"permiso". Suenan como un antídoto; no te arrepentirás de usarlas.
Ayudemos a combatir las groserías, desde la “trinchera” de la amabilidad y los
buenos modales
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